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En 1885 el automóvil aún no se había inventado y la gasolina era un subproducto del refinado del queroseno para estufas y lámparas. Algunos de esos equipos podían usar gasolina, pero no tenían mucha demanda. En ese entonces se compraba combustible en una tienda general, de ferretería o de abarrotes. Cada persona debía llevar su propia lata de un galón o más, y el tendero tomaba el producto de un barril, lo que ahora se puede considerar “antieconómico, sucio y muy peligroso.” (Alfred, 2017). Para reducir estos inconvenientes y los derrames, Sylvanus F. Bowser construyó una bomba de gasolina en su granero de Fort Wayne, Indiana que vendió y entregó al comerciante del mismo lugar, Jake Gumper. La bomba de gasolina incluía un barril de almacenamiento de madera, válvulas de antirretorno, un émbolo de madera, una palanca de mano y una palanca de grifo vertical, lo cual fue un éxito (Alfred, 2017) y permitió que en el año 1887 Bowser formara la compañía “S.F. Bowser Company” y patentara su bomba. Una década después (a medida que crecía la popularidad de los automóviles) su compañía se convirtió en un gran éxito.
Para el año 1905, los automovilistas denominaban a la «bomba de almacenamiento de gasolina con medición automática» de S.F. Bowser como una «estación de servicio». La bomba Bowser original tuvo un cambio este mismo año, Bowser agregó un accesorio de manguera para dispensar gasolina directamente en el tanque de combustible del automóvil. A partir de ahí siguieron más innovaciones de diseño. Un ejemplo es el popular modelo 102 «Chief Sentry» con su cubierta «clamshell» que ofrecía seguridad cuando la bomba se dejaba desatendida (ver la Diamond Filling Station de 1920 en Washington, DC) (Wells, 2013). Con la incorporación de empresas competidoras como Wayne Pump Company y Tokheim Oil Tank & Pump Company, la ciudad de Fort Wayne, Indiana, se convirtió en la capital mundial de fabricación de bombas de gasolina. Algunas empresas de fabricación emprendedoras incluso crearon bombas de gasolina que funcionaban con monedas (Wells, 2013).
-Primera estación de servicio “Drive-In”:
Aunque la empresa Standard Oil reclamó una estación de 1907 en Seattle, Washington, y otros discuten sobre una en St. Louis de 1905, la mayoría está de acuerdo en que Gulf Refining Company fue la primera en abrir la estación de servicio “drive-in” de Estados Unidos. Aquel acontecimiento significativo para la historia automovilística tuvo lugar en la esquina de Baum Boulevard y St. Clair Street en el centro de Pittsburgh, Pensilvania, el 1 de diciembre de 1913 (Wells, 2013). A diferencia de las anteriores estaciones de servicio de gasolina en la acera, un arquitecto diseñó a propósito la instalación de ladrillos estilo “pagoda” que ofrecía aire libre, agua, servicio del cárter e instalación de neumáticos y cámaras. La estación de Gulf incluía un gerente y cuatro asistentes esperando. La carpa iluminada de la estación de servicio original proporcionaba refugio a los automovilistas cuando había mal clima (Wells, 2013).
“En su primer día, la estación vendió 30 galones de gasolina a 27 centavos el galón. En su primer sábado, la nueva estación de servicio de Gulf bombeó 350 galones de gasolina ”, explicó la Comisión Histórica y de Museos de Pensilvania. Después de esto, expresó la Comisión Histórica y de Museos de Pensilvania, innumerables estaciones de servicio surgieron a lo largo de los Estados Unidos (Wells, 2013). En 1913, se inauguró una estación que funcionaba diferente, ubicada en Baum Boulevard que se conoció como «fila de automóviles» debido a la gran cantidad de concesionarios que estaban ubicados a lo largo de la vía. La diferencia e innovación principal venía siendo que los ejecutivos de Gulf pensaron en que no había mejor manera de enganchar al público con el uso de estaciones de servicio a que tuvieran que estacionar y cargar gasolina en su nuevo carro justo después de haberlo sacado del estacionamiento (Wells, 2013).
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